Nuestro nombre
Según se expresa en las primeras constituciones de 1893 , “por haber tomado el hábito el 15 de enero del año 1888, día en que se celebran los cultos del S.S. Nombre de Jesús y por ser esta devoción una herencia preciosa de la Orden de Santo Domingo, las nuevas religiosas llamarán a su Congregación: Tercera Orden Regular de las Hermanas Dominicas del Santísimo Nombre de Jesús.
No será este un título vano, antes bien les recordará que su vida entera, y todas sus obras deben ser la glorificación de este Nombre adorable, mientras este mismo Nombre será para ellas escudo contra los enemigos, luz y fuerza en la senda estrecha de la perfección, dulzura, consuelo y esperanza en los sacrificios y en la muerte, por la suprema virtud y dignidad que predica el Santo Apóstol, diciendo: No se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo al cual debamos invocar para salvarnos (Hch 4,12)”.
La versión de las Constituciones de 1983 y de 2004 , invitan a contemplar el misterio del Santísimo Nombre, a la luz del himno cristológico de la carta a los Filipenses (2,3-11). Allí el Nombre de Jesús emerge con la fuerza de Aquel que quiso hacerse hombre y vivir como uno de tantos, presentándose como uno cualquiera, abajándose y no aferrándose a su categoría de Dios. A Él Dios le dio el Nombre que está por sobre todo Nombre.