Juventud que renueva la historia desde Rosario
Contamos cómo vivimos y qué hacemos nosotros, y escuchamos las experiencias de otros para nutrir las propias. También tuvimos la oportunidad de tener un espacio especial como familia dominicana, para volver a nuestras raíces y, desde ahí, seguir construyendo nuestro futuro, como nos pidió Francisco en el mensaje que dirigió a todos el sábado por la noche.
Vivimos tres días cargados de actividades y signos. Debatimos, reflexionamos y trabajamos en grupos. Caminamos las calles, proclamando que “no tenemos miedo”. Bailamos y cantamos hasta cansarnos y, con todo el cansancio, seguimos cantando todavía más fuerte. Rezamos, para agradecer y pedir. Adoramos, desde el silencio y la música, a ese Dios que se quedó entre quedó entre nosotros en el Pan, como alimento que da vida. Escuchamos testimonios, historias de dolores, dificultades, desafíos, compromisos valientes, entregas desinteresadas y amor sin medida.
“No dejen que la historia se escriba afuera, mientras miran por la ventana (…) Pónganse la camiseta de Cristo y jueguen por sus ideales.” Nos fuimos del encuentro convencidos de querer responder a este llamado del Papa. Convencidos de que la juventud no está perdida, sino que tiene mucho para dar a la sociedad. Convencidos de que podemos renovar la historia de nuestro pueblo. Convencidos de que es posible una Iglesia de puertas abiertas a todos y en salida. Convencidos de que es posible construir juntos la civilización del amor. Convencidos de que hoy “Una misión nos encuentra, y de Tu mano es posible».
Comisión de Pastoral Juvenil Vocacional