Experiencia educativa en Perú
La experiencia compartida con los estudiantes de la Institución Educativa “Santa Fe”, es algo nuevo y sorprendente para mí, porque cada día vivo nuevas experiencias y nuevas demandas. En mi segundo año de acompañar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje y fortalecimiento de su autonomía, de primero a quinto grado de secundaria, es muy satisfactorio y al mismo tiempo muy desafiante, porque el aprendizaje y el acompañamiento son mutuos, contamos con estudiantes muy talentosos, creativos y solidarios. Pero también tenemos estudiantes con necesidades diversas, sea a nivel cognitivo, emocional, social y afectivo.
Porque el entorno social de dónde proceden ellos, es humilde y vulnerable, las familias viven a los pies de uno de los cerros del distrito San Juan de Lurigancho, y la mayoría se dedica al comercio ambulatorio o trabajan en fábricas. Esta realidad de sobrevivencia no favorece a los estudiantes, porque ellos se sienten abandonados, solos y tristes, optan irse por caminos que no son penitentes para ellos, como el vicio a internet y los juegos, etcétera.
En medio de esta realidad, la tarea del docente implica tejer nuevos conocimientos, nuevas miradas, nuevos horizontes, a partir de esa mixtura de realidades sociales y demandas afectivas de los estudiantes, no es fácil, pero intentamos seguir haciendo camino juntos, valorando el aporte de cada uno, reconociendo las habilidades y los dones de cada uno, para ir visualizando juntos nuevos horizontes de vida más humanos y solidarios para ellos y su comunidad.