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«Durante estos días estuvimos formándonos para luego ir a visitar a las familias del barrio San Francisco de nuestra localidad, con el fin de escuchar a estas personas y ver su realidad. Desde mi punto de vista, noté en estas familias  asombro , susto y  miedo.

 Lo que más me llegó fue la historia de vida dura que tuvieron estás personas, que siempre se arreglaron con lo que tenían , sin ayuda de nadie. También sus ganas de salir adelante, a pesar de todo lo vivido.

Otra cosa que me impactó mucho es la falta de escucha que tuvieron. Necesitaban descargarse y  se largaron muy rápido a contar historias intimas que vivieron. Creo que le supimos brindar confianza , esto nos llenó mucho como grupo , nos dio aliento y ganas de seguir.

 La mayoría de las mujeres del barrio nos contaron que todo lo que hacían era por sus hijos, siempre enfocándose en el bienestar de los niños, haciendo lo que sea, cosas impensadas, para que ellos estén bien. La falta de escucha era impresionante. Siempre estuvieron dispuestas a mejorar, a salir adelante. También había falta de trabajo y necesidades económicas .

Una de las cosas que más nos llegó como grupo fueron los niños, el cariño que nos brindaron siempre, sus abrazos, su aliento para que sigamos haciendo esto. Como voluntariado, nosotros hacíamos  encuentros con estos  niños del barrio. Hacíamos juegos enseñando algún valor de una manera que los llame, de una manera distinta, que los haga estar atentos y así poder aprender juntos.

Nuestra primera experiencia en  misión nos llenó muchísimo y nos dio aliento para seguir. Aportamos  nuestro granito de arena, haciéndolos pasar unos días diferentes, que los ayuden a seguir adelante y a escapar de toda la dura realidad que estaban viviendo.»