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Asamblea de comunidades: la ecología

06/03/2020

Para este espacio, nos preparamos estudiando en comunidad la Carta Encíclica Laudato Sí, la Exhortación Apostólica Postsinodal Querida Amazonía, y el Documento Final del Sínodo Amazónico, con el objetivo de ir a las fuentes, dejar que ellas hablen en nosotras y hagan surgir en nuestros corazones una verdadera conversión ecológica. Abriéndonos a la acción del Espíritu, queremos responder congregacionalmente a esta llamada a hacernos conscientes de la Tierra como Casa Común y comprometernos cada vez más en su cuidado.

Por la mañana, la Hermana Carolina, Promotora de Justicia y Paz y Cuidado de la Creación, nos invitó a ponernos en sintonía con el llamado del Papa Francisco a “escuchar el clamor de la Tierra y el grito de los pobres que produzca en nosotras una verdadera conversión integral, con una vida simple y sobria”. Invocamos juntas al Espíritu para que nos acompañe durante la jornada y luego, cada comunidad, de forma creativa, fue presentando las conclusiones y puntos más importantes de su reflexión. Fue un hermoso momento de compartir, en el que experimentamos una vez más que nos enriquecemos mutuamente con el aporte de cada una a la reflexión común. 

Antes de finalizar la mañana, la Hermana Gabriela recogió sapiencialmente los aportes de las comunidades y nos compartió las claves teológicas del proceso del Sínodo de la Amazonia: la vida, tema central del Sínodo; el Espíritu del Señor que actúa desde los últimos; la actitud profética ante la vida amenazada y una Iglesia ministerial. 

Por la tarde, cada comunidad tuvo la oportunidad de vivir un momento de celebración, oración y escucha de la Palabra, intentando ahondar en los valores necesarios para la conversión personal, comunitaria y eclesial. La conversión ecológica supone una honda transformación de nuestra mirada, nuestro modo de entendernos en relación con el mundo, con la creación y con las personas. El cuidado de la Hermana Madre Tierra, es una cuestión de justicia y de solidaridad con los empobrecidos, pues la misma Tierra, como dice el Papa, es la más maltratada y saqueada, pobre y abandonada entre los pobres.

Al caer la tarde, volvimos a conectarnos todas desde nuestras casas y fue el momento de testimoniar el “pacto ecológico” que cada comunidad se comprometía a celebrar para el cuidado de la Casa Común. Damos gracias porque todo en la Creación invita a la contemplación y a la alabanza. La Ruah Divina no abandona la obra de sus manos. Como Vida Consagrada nos unimos a esta urgencia en el cuidado integral de las personas y del medio ambiente y proclamamos la convicción de que esta pandemia es una ocasión de renovar nuestra vida y comenzar una vida nueva, más sencilla, no tan voraz, más colaboradora entre todos, más solidaria, más respetuosa y con más sensibilidad hacia todo, porque todo está interconectado. Sentimos que nos ardió el corazón por el encuentro entre nosotras y Jesús en medio.

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