Año Boisdroniano: musical «Por ese Palpitar, un encuentro de Esperanza».
El 24 de noviembre se desarrolló en Rosario el musical «Por ese Palpitar, un encuentro de Esperanza», el mismo fue desarrollado en el marco el Año Boisdroniano bajo el lema «Itinerantes y compasivos», un momento que invitó a toda la comunidad del Santísimo Rosario, de Rosario, a hacer memora de los 100 años de la pascua de Ángel María Boisdron.
Compartimos el relato realizado por la Prof. Noemí Castiglione, quien dirigió y guionó el musical:
«Si hay algo que la vida nos propone a diario, tal como lo dijimos el año pasado, es ir detrás de los verdaderos sueños. Los sueños personales son sumamente importantes, pero más lo son aún, si ellos representan el anhelo de una comunidad.
Este año, bajo el lema: “Itinerantes y compasivos”, hicimos memoria de los 100 años de la pascua de Ángel María Boisdron. Releer su vida nos hizo comprender muchas cosas y nos permitió impregnarnos de sus búsquedas y sus aprendizajes.
Es por todo lo antes mencionado que, en este ciclo nuestro sueño se centró en recorrer su biografía, como signo de que, en la historia Dios siempre estuvo presente.
Fray Ángel María Boisdron fue un hombre que no escatimó esfuerzos para buscar a Dios en forma constante. También fue un viajero incansable y sus viajes le permitieron un sin fin de enseñanzas que, no sólo se llevó consigo, sino que, pudo dejar como legado para otros/as. Fue un hombre libre y de mucho sentido de la justicia, justicia que lo llevó a ser luz para muchos/as que a pesar del esfuerzo que ello le implicó.
Su entrega fue sin prejuicios, hasta el extremo de ponerse en riesgo por las/os demás. Nada ni nadie importaba más que su prójimo.
Y el encuentro con Elmina permitió que fuese un faro en su noche más oscura.
Nuestra querida madre fue una maravillosa mujer que desde su época nos invitó a seguir sus huellas de amor y de fe. Aun frente a la adversidad, la desidia y la turbulencia de la época, sus ideales fueron más fuertes que sus dolores. Y él la convocó desde el corazón a hacer algo por los/as que más necesitaban.
Ambos fueron luz y sosiego en el camino de tantos y tantas…
Y hoy, aun lo siguen siendo…
Este 24 de noviembre pasado, hemos podido alcanzar la alegría de rememorar la historia de nuestra querida congregación, de nuestras raíces y de sus inconmensurables huellas de amor.
Fue por ello que vivimos una noche que seguramente, quedará guardada en el recuerdo de todos y todas los que entendemos sus vidas, como una obra de entrega permanente. Tal como una de las Hermanas lo expresó…” Hasta la luna vino y estuvo en nuestro más emotivo momento” … Seguramente fueron sus nobles almas que, desde el cielo, nos estaban iluminando…
Música, voces inigualables, color y movimiento, se conjugaron en una obra que, nos llevó a pasar por un sin fin de emociones. Emociones que solamente podemos comprender aquellos que sentimos y conocemos nuestro proyecto de enseñanza, nuestra vida comunitaria, nuestro carisma, nuestra esencia…
El espectáculo teatral; “Por ese palpitar. Un encuentro de Esperanza” fue eso… un encuentro de esperanza para todos/as. Un evento que nos convocó como comunidad, que nos invitó a conocer algo más de nuestra propia historia.
Pertenecer a esta casa, recorrer sus espacios, su historia, es formar parte de la historia viva de Ángel y de Elmina. Y era algo que nos debíamos en un marco de teatralización que involucrara a la comunidad en pleno.
Impregnarnos de su pasión nos hace reflexionar acerca de cuánto nos falta a los seres humanos para superar el individualismo, la mezquindad y el egocentrismo que reina en cada uno. Porque sólo los humildes de corazón logran milagros que perduran más allá de las épocas y de las situaciones.
Agradecemos fervientemente todo el trabajo puesto al servicio de quienes llevamos adelante este desafío, porque sin ellos/as esta hermosa noche no hubiese sido posible. Porque como siempre decimos, por más que surjan las ideas si no hay personas fervientes que las lleven a cabo, no dejan de ser sólo ideas.
Gracias a Dios por hacer posible el sueño de Domingo, una vez más. Y seguramente el año próximo habrá más historias por conocer con intencionalidad pedagógica; porque en estas instancias siempre se aprende, se disfruta y se recuerda. Porque somos una comunidad de fe que convoca desde un proyecto común que nos aúna y nos cobija desde el amor y la fraternidad.
¡Gracias Comunidad del Colegio Santísimo Rosario, por hacer este sueño posible!»
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