Benedicto XVI sobre Santo Domingo
«Hoy la Iglesia celebra la memoria de santo Domingo de Guzmán, sacerdote y fundador de la Orden de los Predicadores, llamados dominicos. En una catequesis precedente he ilustrado esta insigne figura y la fundamental contribución que ha aportado a la renovación de la Iglesia de su tiempo. Hoy quisiera destacar un aspecto esencial de su espiritualidad: su vida de oración. Santo Domingo fue un hombre de oración. Enamorado de Dios, no tuvo
otra aspiración que la salvación de las almas, en particular aquellas caídas en las redes de la herejía de su tiempo; imitador de Cristo, encarnó radicalmente los tres consejos evangélicos uniendo a la proclamación de la Palabra, el testimonio de una vida pobre. Bajo la guía del Espíritu Santo, avanzó en el camino de la perfección cristiana. En todo momento la oración fue la fuerza que renovó e hizo más fecundas sus obras apostólicas.»