El 21 de abril de 2023, de 19 a 20.30 hs., la Federación de Dominicas Argentinas (FEDAR) realizó la charla virtual “Cuidar y cuidarnos. Desafíos de la vida religiosa femenina”. La expositora fue la Hna. Alejandra Elbaba OP (Dominica del Santísimo Nombre de Jesús), Licenciada en Psicología, Dra. en Humanidades y Diplomada en Protección de Menores. Participaron religiosas del país y de otros puntos del continente.
La propuesta comenzó con una invitación a poner el foco en cada una, a mirar hacia adentro, a girar la cabeza para ver con otra perspectiva. “Consciente o inconscientemente podemos generar climas abusivos o climas tóxicos”, señaló la hna. Alejandra Elbaba y agregó que “lejos de asustarnos, nos tiene que llamar a la conversión”. Aseguró, además, que la cultura del cuidado implica un gran cambio y que hay que tener confianza en la transformación que el Espíritu Santo obra en cada persona.
En el caso concreto de los abusos sexuales, la hna. Alejandra explicó que el abordaje del tema es claro desde los documentos de la Iglesia, aunque hubo que aprender de los errores, del dolor y de los escándalos. Recordó que, en general, las víctimas son doblemente victimizadas, ya que además de padecer el abuso hasta hace poco no se les creía y se decía que buscaban obtener dinero.
Luego de un momento de oración, en el que se hizo hincapié en la necesidad de cuidar a los demás con paciencia y sin avasallar, se consideraron las distintas miradas sobre los escándalos sexuales en la Iglesia, que no ayudan a abordar el problema:
-La mirada prescriptiva: “lo pasado quedó en el pasado. ¿Para qué remover viejas heridas?”.
-La mirada geográfica: “en mi diócesis no sucede”.
-La mirada aritmética: “son algunos casos aislados”.
-La mirada médica: “son personas enfermas, sin culpa”. Esto generalmente no es cierto y es un argumento sumamente inadecuado porque pone a los abusadores en el lugar de ininputables.
-La mirada moralista: “son sólo algunas manzanas podridas”.
-La mirada machista: “la culpa es de las mujeres que los tientan”.
-La mirada misericordiosa: “la víctima debería perdonar y olvidar”.
-La mirada pastoral institucional: se traslada al abusador y se le asignan tareas “espirituales”.
-La mirada histórica: “esto pasó siempre y ahora hacen escándalo, es un problema humano”.
-La mirada sociológica: “el ambiente erotizado de la sociedad contagió a la Iglesia”.
-La mirada ideológica: “es culpa del celibato obligatorio”.
-La mirada corporativista: “los lobbies de abogados quieren sacarle dinero a la Iglesia”.
-La mirada del complot: “ahora vienen por la Iglesia Católica”.
-La mirada jesuítica: “el Papa exagera al insistir sobre el tema”.
-La mirada farisaica: “yo no tengo nada que ver con esas personas”.
La hna. Alejandra resaltó que la protección de menores y de adultos vulnerables es parte del mensaje del Evangelio y que, como Iglesia, se debe sufrir junto con las víctimas y ver el abuso desde sus ojos. Para lograr una aproximación adecuada, es necesario tener en cuenta que toda persona es sujeto de derechos y que hablar del tema es prevenir.
Romper el silencio
El abuso sexual implica siempre un abuso de poder y es impuesto a un niño, niña o adolescente por un adulto, una persona mayor, que es siempre la responsable por el acto cometido. El abuso se da dentro de un sistema abusivo en el que hay otras personas que saben lo que ocurre pero que tienen miedo, no quieren o no pueden ver lo que sucede. Son adultos que pueden hacer algo pero no lo hacen. Como el silenciamiento de la víctima es clave para perpetrar el delito, el hecho de hablar sobre el abuso, de nombrarlo, ayuda a prevenirlo.
Para la hna. Alejandra, otra forma de prevenir es promover la cultura del buen trato. No se trata sólo de tener protocolos institucionales, o de minimizar los factores de riesgo, que también son importantes, como por ejemplo eliminar los puntos ciegos en los edificios de los colegios. Se trata de preguntarse ¿cómo nos tratamos? ¿Cómo fomentamos la cooperación en vez de la competencia? ¿Cómo abordamos los conflictos? ¿Cómo nos comunicamos? Estas reflexiones, realizadas en comunidad, pueden potenciar la prevención.