Ser dominicas

La Hna. Daniela Cerutti participó del “Curso Sistemático de Formadores” (Ciudad de México) 2024

El estudio es un signo de esperanza y nos da herramientas para leer la realidad de un modo más cercano y actuar en favor de ella.

El servicio de la formación en la vida consagrada y el acompañamiento en el discernimiento vocacional requieren cada vez más de un profundo desarrollo de aptitudes psicológicas y espirituales. 

En noviembre del 2024 viajé a la Ciudad de México al mes presencial del “Curso Sistemático de Formadores”, dictado por Proyecto Cruces, Misioneros del Espíritu Santo. 

Fue un espacio sistemático y articulado de capacitación y acompañamiento a quienes estamos destinados al servicio de formación de nuestras hermanas (os) en la Vida Religiosa y el sacerdocio.

Participamos del curso 85 formadores/as de distintas congregaciones y seminarios, de diversas nacionalidades (Guatemala, Venezuela, Perú, Paraguay, Argentina, Chile, Colombia, México, África, Indonesia)

El estudio, la oración y la vida común han marcado mi vida este tiempo, he disfrutado del encuentro con profesores y compañeros que me ayudaron a crecer en la búsqueda de caminos de diálogo desde el acompañamiento en la formación y la integración de la realidad que transitamos con los desafíos que vive la Iglesia actualmente: las búsquedas de sentido de las nuevas generaciones y reconocer la presencia de Dios que sigue invitando y convocando a todos a vivir el evangelio.

Pude reconocer elementos teóricos-práctico que me permitieron introducirme en la práctica del acompañamiento espiritual en la formación. Es una experiencia que incluye la comprensión teórica, la puesta en común constante y algunos ejercicios guiados para potenciar su apropiación.

Me permitió realizar un proceso humano y de experiencia de Dios creando posibilidades de encuentro con los demás a partir de espacios de diálogos, de una escucha empática y generativa y alimentar miradas de reconocimiento mutuo. La interiorización y la vertebración tienen que conducir a una verdadera configuración de la persona, deben ir impregnando las prácticas. 

Fuimos invitadas/os a aplicar las intuiciones, primero cristalizándolas y después generando una serie de prototipos susceptibles de ensayarse en el ámbito de la propia etapa y comunidad de formación, una vez concluida la experiencia colectiva de deconstrucción y reconstrucción.

Me siento invitada a vivir y dar a conocer a un Dios que se hizo hombre, que se hizo uno de nosotros para caminar la historia, nuestra historia y darnos la posibilidad de reconocerlo en cada gesto, en cada realidad, en cada situación que vivamos. Jesús es ese hombre que siendo Dios caminó desde la humildad, la sencilles, la verdad, la justicia, la entrega, el amor, la fraternidad, siempre llevando palabras de vida y esperanza, siempre compartiendo la vida.

Profundizamos en las tres miradas distintas de Jesús. La mirada desde abajo que nos muestra a un Dios humano, pequeño, indefenso, encarnado, que sufre, ríe, goza, camina con nosotros. La mirada desde arriba ya que Jesús nos da a conocer a Dios. En Jesús, Dios se comunica a sí mismo al ser humano; en Jesús, el ser humano se trasciende a sí mismo hasta la cercanía absoluta del misterio de Dios; nos va formando a su imagen y semejanza. Una mirada desde dentro para dejarnos transformar y vivir al modo de Jesús, cristificarnos, dejar que Él entre en nuestra vida y camine siempre con nosotros. 

El mensaje de Jesús sigue siendo relevante y transformador para la vida consagrada actual. El mensaje de Jesús sigue siendo una llamada a la conversión, el discipulado y el servicio. La vida consagrada actual debe estar caracterizada por un amor radical, una profunda vida espiritual y un compromiso con la misión y la justicia social.

Hna. Daniela Cerutti