Diplomatura en Pastoral Juvenil: Hna. Daniela
Ella nos comparte su testimonio de este espacio de formación:
[icon name=»quote-left» class=»» unprefixed_class=»»]La Diplomatura en Pastoral Juvenil Participativa con Enfoque Vocacional organizada por el CEBITEPAL (Centro de Estudios Bíblicos, Teológicos y Pastoral para América Latina y el Caribe) tuvo una duración de dos meses, con modalidad bimodal. Del 20 de febrero al 17 de marzo, se realizó el trayecto presencial en Bogotá, en la sede del CELAM.
Éramos un grupo de 17 compañeros de distintos países de Latinoamérica: México, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Colombia, Argentina; y 3 compañeros de Indonesia. Muchas culturas, muchos colores, muchas costumbres, muchos modos de pensar y hacer; pero un solo objetivo, una sola fuerza que nos unía, una sola pasión: los jóvenes.
Fue un espacio lleno de experiencias y nuevos aprendizajes, de encuentros y compartidas, de estudio y construcción conjunta, de peregrinaciones hacia nuestro interior y en los santuarios junto al pueblo colombiano…
Comenzamos a transitar por los caminos de las nuevas realidades y gramáticas juveniles, esos nuevos lenguajes que nos permiten estar más cercanos a sus modos, a sus mundos, a sus necesidades e intereses. Tenemos que dejar que la realidad de los jóvenes nos cuestione y que las propuestas pastorales sean más desde su mirada y no tan adulto céntricas, para dejarnos evangelizar por ellos.
Pudimos hacer memoria de los procesos y experiencias que cada uno fue viviendo en su comunidad y sus grupos y repensarlas a partir de estudios bíblicos y teológicos, para que respondan realmente a las realidades de los jóvenes, para que les den elementos para transitar sus búsquedas y descubrir a Dios en sus vidas.
También compartimos un día cultural, donde pudimos disfrutar de las comidas, bailes y música de cada país presente.
Peregrinamos como grupo al santuario de la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia. En este lugar, fue muy conmovedor ver la fe de la gente, cómo se acercaban a María implorando por su protección… Por otra parte, la Catedral de sal en Zipaquirá es muy emocionante: mientras vas entrando a la mina de sal, vas experimentando un encuentro profundo con Dios… Luego, el cerro Monserrate, un camino que requiere esfuerzo, entrega y permite ir rezando cada paso y encontrarse con otros en la mirada, una mirada que sostiene y renueva las fuerzas para continuar…Y el cerro Guadalupe, ahí te sentís abrazado por María, así como lo hizo con su hijo Jesús…
Al finalizar, nos despedimos con la celebración Eucarística para dar gracias por todo lo vivido, compartido, aprendido y por los lazos fraternales que construimos.[icon name=»quote-right» class=»» unprefixed_class=»»]