Taller Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Provincia del Caribe
Quienes tienen un rol de autoridad, en el ejercicio de su ministerio han de darse
cuenta de la necesidad de respetar la libertad de sus hermanas. No se puede actuar
con abuso de poder sobre la conciencia de los demás. Así como tampoco abusar del poder económico, ni abusar del poder afectivo y emocional de la vida de las personas
con quienes caminamos juntas (Poder y autoridad. UISG. 2018).
Los días 17 al 19 de abril, la Hna. Alejandra acompañó a este grupo de hermanas en un taller sobre la mística del servicio de autoridad y la transformación del conflicto. Un grupo de veintiocho hermanas presentes en la ciudad de Santo Domingo y seis más, conectadas por zoom desde Haití, trabajaron y profundizaron estas temáticas tan importantes para la vida consagrada.
A partir de la contemplación de mujeres lideresas del Evangelio, las hermanas fueron descubriendo las posibilidades y desafíos del ministerio de la autoridad, que implica amar y servir a las hermanas con responsabilidad y co-responsabilidad; ser garante de la fidelidad carismática; custodiar el vínculo común y favorecer que los distintos dones se ofrenden para el Reino.
En la profundización del afrontamiento del conflicto como parte de nuestra vida y por lo tanto, lugar de aprendizaje, crecimiento y transformación, nos iluminaron los textos del Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti, que son una clara invitación a construir la paz verdadera desde la verdad y la actitud compasiva:
“Mientras vemos que todo tipo de intolerancias fundamentalistas daña las relaciones entre personas, grupos y pueblos, vivamos y enseñemos nosotros el valor del respeto, el amor capaz de asumir toda diferencia, la prioridad de la dignidad de todo ser humano sobre cualesquiera fuesen sus ideas, sentimientos, prácticas y aun sus pecados.
Mientras en la sociedad actual proliferan los fanatismos, las lógicas cerradas y la fragmentación social y cultural, un buen político (una sirviente) da el primer paso para que resuenen las distintas voces. Es cierto que las diferencias generan conflictos, pero la uniformidad genera asfixia y hace que nos fagocitemos culturalmente. No nos resignemos a vivir encerrados en un fragmento de realidad.” (FT 191)
De esta manera, se fue indagando en los enfoques y fases del conflicto para esclarecer estas situaciones problemáticas como camino para “nacer de nuevo” y alcanzar, los grupos y las personas, su máximo potencial.
Finalmente, la Hna. Alejandra da gracias a Dios por esta experiencia de comunión que es fruto de su participación en la Comisión de cuidado y protección de la CLAR.